Tu móvil va a terminar contigo. ¡Desengánchate! Los peligros de vivir siempre conectado.
Hoy vamos a hablar de cómo el teléfono móvil te está haciendo perder calidad de vida, y te proponemos unas estrategias para mejorarlo. El teléfono móvil te acompaña el 95% de tu tiempo consciente. Lo llevas al trabajo, al gimnasio, a la tienda, a casa de los amigos, al restaurante, al cine, al parque… ¡Está en todo momento contigo! Pensarás que eso es imposible. Utilizamos el teléfono para enviar mensajes, sacar fotos, escuchar música, ver vídeos, tomar notas, comunicarnos con nuestros seres queridos y un sinfín de actividades más, ¿cómo vamos a prescindir de él? ¡Es imposible! Y en cierto sentido tienes razón. Pero hay una diferencia muy importante entre el uso y el abuso, y entre abusar del móvil y que el móvil abuse de ti.
Hay una diferencia importante entre abusar del móvil y que el móvil abuse de ti.
Y es lo que está sucediendo actualmente. Escuchamos una vibración y nos abalanzamos sobre la pantalla. Sentados con amigos, damos un vistazo rápido a ver si hay algo nuevo. Estamos constante mente en estado de alerta, de espera, y eso causa un perjuicio a nuestra calidad de vida del que muy pocos son conscientes. Desde nuestros pequeños a nuestros mayores, creemos que es el momento de concienciarnos un poco sobre nuestros hábitos en relación al uso de esta tecnología. Tranquilo, no te vamos a decir que lo dejes atrás. Pero vamos a mostrarte la realidad en la que estamos sumidos, y darte unos consejos para mejorar tu vida. Y si bien son detalles pequeños, tendrán un gran impacto en tu vida.
¿Cada cuánto miras el teléfono? ¿Cada vez que pita? ¿Cada vez que ves un indicador luminoso? ¿Cada 30 segundos? ¿Decides tú cuándo miras tu teléfono, cuándo estás disponible, o lo decide tu teléfono? Piensa un momento sobre estas preguntas.
Cada vez que recibes una notificación, tu cerebro se pone en estado de alerta. Esto era necesario cuando, al abrigo de la fogata, ponerte en estado de alerta podría significar la diferencia entre una noche de tranquilidad o ser devorado por alguna fiera salvaje. Pues bien, nuestro cerebro sigue pensando eso: alerta=fiera que quiere zamparnos. ¿La consecuencia? Se acelera el pulso, se ponen en marcha los mecanismos de defensa del organismo, nos preparamos para luchar o salir corriendo. Y todo esto… ¡decenas de veces al día! Seguro que puedes imaginarte las consecuencias que eso puede tener para nuestra salud: un cócktel hormonal para dar respuesta a esas pequeñas vibraciones. Tienes razón si piensas que eso no puede ser sano.
Cada vez que recibimos una notificación, se activan nuestras respuestas de «fight or flight»
Por otro lado, miramos continuamente a la pantalla. Un estímulo, una endorfina cada vez que recibimos algo nuevo. Continuamente. Eso también acaba agotando nuestra energía. ¿Conoces la sensación de no poder más, de estar estresado, cansado? ¿Cuándo fue la última vez que estuviste relajado y no era una clase de yoga? Vivimos una vorágine de estímulos que hacen que sencillamente no podamos relajarnos. Las consecuencias: ansiedad, falta de sueño,
Suena horrible, ¿verdad? Aquí nuestros consejos para mitigarlo:
- Silencia los grupos: no importa lo que escriban, tú puedes leerlo en otro momento. No vas a perderte nada importante, pruébalo. Si fuera realmente importante alguien te llamaría.
- Silencia cualquier mensaje: sí, cualquier mensaje. Salvo que estés trabajando y recibas alertas de un sistema de seguridad que le pueda costar la vida a alguien, todas esas notificaciones, vibraciones y mensajes son prescindibles.
- Silencia el teléfono completamente. Deja sonido solo en las llamadas. Si alguien te necesita urgentemente te llamará.
- Mira el teléfono sólo cuando hayas terminado lo que tienes que hacer. ¿El secreto de la gente que tiene tiempo? Deciden sobre su tiempo, no dejan que los demás decidan por ellos.
¿Qué te parece, hacemos la prueba? Aplica estos pequeños cambios a tu rutina y vivirás una vida mucho más placentera. De repente, hay gente a tu alrededor con la que puedes comunicarte, tienes tiempo de hacer las cosas que son verdaderamente importantes. Tras sólo unos días, notarás un estado mental mucho más claro, tu cerebro te dejará pensar por ti mismo, y no será guiado por el torrente de estímulos que nos proporciona internet.
¿Alguna sugerencia más? ¡Te esperamos en los comentarios!
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