Acerca de tus metas y objetivos. Conoce tus metas.
Todos tenemos objetivos y metas que queremos conseguir para tener una vida mejor. Da igual que tu objetivo sea ganar más dinero, jugar mejor al baloncesto, ser más sociable, conseguir el amor o aprender un nuevo hobby, te presentamos un método infalible para conseguir tus metas. Pero antes, ¿Tienes claras cuáles son tus metas? Dedica unos minutos cada día a pensar qué es lo que quieres de tu vida, lo que te hace feliz, lo que te gustaría conseguir y cómo crees que puedes lograrlo. Dale prioridades a cada cosa, porque vas a tener que decidir a qué objetivos quieres dedicar tus esfuerzos y qué cosas pueden esperar un poco en el futuro. Al fin y al cabo, los días tienen un número finito de horas, y si quieres ser astronauta, padre, escultor, pianista, nadador, futbolista, ajedrecista, matemático, físico e informático alguna de las cosas vas a tener que posponerlas para concentrarte en las que consideres más prioritarias.
Vence la resistencia inicial
¿Qué es la resistencia inicial? La resistencia inicial es esa voz interior que te dice que ahora no es el momento, que puedes hacerlo mañana, que no puedes hacerlo, o esa distracción que no puede esperar y que hace que pospongas lo que quieres hacer, o esa persona que necesita tu atención ahora, o esas noticias que no puedes vivir sin leer, o ese mensaje que tienes que responder. Todo eso son excusas subconscientes para ponerte a hacer lo que quieres hacer: alcanzar tus objetivos. Créeme cuando te cuento que la resistencia inicial puede ser muy pequeña. Cuando metes la mano en el agua, no parece que se resista mucho. Déjame decirte algo: el agua tiene una resistencia, una «tensión superficial», que apenas notas cuando introduces la mano en ella. Ahora bien, una de las primeras cosas que aprendí cuando empecé a hacer surf es la siguiente: el agua puede hacer daño. Una caída desde un par de metros de altura y a cierta velocidad en el agua, y la tensión superficial te hace sentir que hayas caído en el duro asfalto.
No te lances desde varios metros de altura contra el agua. Sumérgete poco a poco y disfruta del baño.
Con tus objetivos pasa lo mismo. Tienes tanta ilusión por alcanzar tu meta que te lanzas desde varios metros de altura hacia el agua. Al caer, te das cuenta de que te has hecho daño, y aunque la caída fue emocionante y te encanta zambullirte, dejas de hacerlo, porque piensas en que el daño puede ser mayor que la diversión. Por eso es importante dividir las metas en pequeños objetivos, en pequeños pasos, que no nos cueste tanto conseguir. Tienes que tener claro que, si vas a fabricar un armario, el mero hecho medir la madera te acerca más a tu armario que quedarte pensando en lo difícil que va a ser cortarlo todo de manera perfecta. Lo importante es que has hecho algo, que has dado un paso adelante, que has vencido la resistencia sumergiendo lentamente tu mano y ya estás empapado de éxito.
Y ahora una pequeña mala noticia: la resistencia inicial siempre está ahí. Tienes que aprender a vencerla, a ignorarla, y a asumir que tu pequeño paso va a hacerte sentir más satisfacción que la pequeña incomodidad a la que tienes que enfrentarte cada vez. Imagínate que quieres correr cada día. Cuando estés sentado en el sofá, delante de la tele, con una refrescante bebida y estén a punto de dar una serie que te gusta (aunque la verdad, seguramente vayas a tragarte cualquier cosa que te echen, incluso la publicidad), piensa en que has decidido correr cada día, en por qué lo has decidido, en la sensación de satisfacción de haberlo cumplido y lo bien que sienta sudar un rato, y muévete hacia donde tienes los zapatos de deporte. Deja la tele para luego.
Un método infalible para conseguir tus metas. Sube un escalón cada día
Adelante, siempre adelante, siempre en movimiento, por muy pequeño que sea, cada día haz algo que te lleve hacia tus objetivos. Sin pensarlo, sin darle vueltas. No te tortures si te vas una semana de vacaciones, o si estás resfriado y no pudiste hacer algo, asume que la vida pasa y que tienes que seguir. Asume que vas a dar un paso cada día, no importa cual, no importa si grande, no importa si pequeño. Lo importante es que avances, que nada puede pararte y que vas a conseguir tus objetivos sí o sí. Nadarás contra corriente, harás lo imposible, y conseguirás cualquier cosa que te propongas. Porque tienes la voluntad, porque sabes que vas a caminar y caminar hasta lograrlo. No importa cuántos pasos te lleve, no importa si tienes que dar rodeos, lo importante es que tienes un destino, conseguir tus metas, y tus pasos te llevan a él.
Incluso la escalera más alta del mundo está formada por peldaños.
A veces nuestras metas nos parecen muy grandes. A veces, no sabemos por dónde empezar. Trata de dividir tus metas en pequeñas submetas, objetivos más simples que sean realizables. Hazlo conscientemente, y piensa que cualquier tarea se puede dividir en otras más pequeñas. No tienes que subir toda la escalera de una vez, cada peldaño te situará un poco más arriba, y cuanto más subas mejor será la vista, y desde arriba puede que tengas otra perspectiva para abarcar las otras tareas. Lo importante es que sigas paso a paso, escalón a escalón, subiendo para alcanzar tus objetivos.
Otro aspecto importante es que disfrutes del viaje: el camino es el destino. De nada te servirá vivir una vida miserable para tras cincuenta años alcanzar un objetivo que quizás ya no sea importante cuando lo alcances. Piensa en el presente, en dedicar tiempo a tus metas pero también dedicarte tiempo a ti. Por eso te recomendamos un paso cada día. Porque tienes que disfrutar la vida en el momento, y si tratas de dar todos los pasos en un día, quizás ese día no hayas vivido porque lo has sacrificado. No decimos con eso que esté mal sacrificarse por una meta. Lo que tienes es que valorar hasta dónde estás dispuesto a llegar. Si tu pasión por la pintura te lleva a estar horas delante del cuadro, a no comer, a no dormir hasta que hayas hecho la pincelada perfecta, y si eso te llena y no afecta a otros aspectos de tu vida, ¡adelante! Estás disfrutando la vida como quieres hacerlo. Pero si no dormir porque de manera desganada quieres practicar algo que no te gusta mucho pero piensas que es necesario, y de forma que afecte negativamente todo el día siguiente, quizás no sea tan buena idea. Dejaremos a tu criterio decidir hasta dónde quieres llegar. Sin mojarnos no vamos a aprender a nadar, pero tampoco necesitamos ahogarnos para saber que flotar es la mejor opción.
Un diario de viaje
¿Necesitas motivación? ¿Crees que no has avanzado? Necesitamos saber dónde estamos para saber hacia dónde nos dirigimos. No existen mapas para la vida, pues el camino lo hacemos cada día, mientras avanzamos hacia nuestro futuro. La mejor forma de saber dónde estamos es saber lo que ya hemos andado, las metas que ya hemos logrado, las barreras que hemos superado. Para ello te servirá un diario de viaje. Coge una libreta bonita, un documento de texto, un blog, una nota online… lo que sea, y ponle un título: mis objetivos. Si tienes muchos objetivos, crea varios documentos, para que tengas una idea clara de cada uno y no te pierdas entre ellos. Ahora escribe la fecha de hoy, y tu primer paso: comienzo del viaje, hoy he decidido dar mi primer paso. Cada día haz algo que puedas escribir en esa libreta: comenta tus dudas con un amigo, planifica la próxima semana, busca una forma de ganar tiempo, divide tareas en pequeñas tareas, y apunta cada una de esas cosas, con fecha en tu diario. No necesitas escribir mucho, no queremos que te lleve mucho tiempo, es sólo una huella de tu camino que te llevará hacia el éxito en tus objetivos. ¡Que tengas un maravilloso viaje!
Conseguirás cualquier cosa que te propongas. Porque no importa cuántos pasos des. Lo importante es que te lleven a tu destino.
Estamos seguros de que tú también tienes historias que contar sobre tus objetivos. ¿Quieres contarnos tu experiencia? ¿Tienes alguna duda? ¡Te esperamos en los comentarios!